Dificultad de acceso al primer empleo

Dificultad de acceso al primer empleo
¿Acaso no encuentran atractiva la opción del autoempleo? ¿Falta cultura emprendedora en España? ¿O es que la situación económica general aún permanece asfixiada?

Los jóvenes se enfrentan a un panorama desalentador y poco motivador cuando buscan su primer empleo. La tasa de paro juvenil en España muestra, con un 46,6 % de chicos y chicas menores de 25 años sin trabajo (datos de la EPA para el tercer trimestre de 2015), la necesidad de las autoridades públicas de actuar de manera urgente y mitigar los efectos negativos, ya irrecuperables, en una generación perdida y golpeada fuertemente por la crisis económica de 2008. En este sentido, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social puso en marcha la “Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016”, firmada por Fátima Báñez, responsable de la cartera, donde se establecen cien soluciones a medio y largo plazo para impulsar la contratación de estos jóvenes e incrementar su tasa de ocupación.

El principal problema de los jóvenes, al intentar conseguir un primer trabajo que les introduzca en el mercado laboral, está relacionado con las escasas oportunidades laborales que ofrece España. Sobre todo, en algunos sectores en los que el paro se está haciendo endémico (la construcción, el periodismo y la arquitectura son los más golpeados). Sin embargo, existen algunos factores específicos que incrementan aún más las posibilidades de no reunir las habilidades necesarias para encontrar el primer trabajo y determinan la gestación de un caldo de cultivo altamente desfavorable para que los jóvenes en edad de trabajar no puedan insertarse en el mercado laboral. Un auténtico drama.

Problemas más acuciantes

Las vicisitudes que, con mayor frecuencia, encontrarán los jóvenes, cuando se enfrenten a la búsqueda de su primer empleo, son las siguientes:

  1. Alto precio de las matrículas universitarias: el aumento que han experimentado las matrículas de universidad durante el periodo de crisis y los recortes en Educación practicados por los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y Mariano Rajoy (PP) han asfixiado el circuito laboral universitario. Habrá menos jóvenes formados y empeorará la calidad del acervo formativo. No apostar por el talento universitario representa un alto coste a la hora de medir el mercado de trabajo. Constituye una degradación que supone el empeoramiento del modelo de crecimiento del país, al no apostar, de manera decidida, por la innovación y el desarrollo.
  2. La Formación Profesional como alternativa: a pesar de que las FPs, tanto de grado medio como de superior, están consideradas en España una opción inferior a la universitaria, muchos jóvenes creen hallar más respuesta a sus demandas laborales a través de estos cursos de uno o dos años. La Formación Profesional incluye prácticas remuneradas para adquirir experiencia y ganar habilidades técnicas sobre la materia de estudio en un entorno profesional. No obstante, las prácticas sin remunerar o pagadas con salarios irrisorios se están extendiendo. Los jóvenes corren el riesgo de no encontrar sentido al pacto social que debería establecer sueldos justos a cambio de habilidades de trabajo.
  3. Mala calidad de las instituciones educativas españolas: ni las universidades ni los centros de formación se han adaptado a un entorno postcrisis, por lo que continúan generando un déficit de conocimientos y habilidades, que corresponden a las demandas internas. Por ejemplo, mientras que el sector de la construcción se dejaba el 62 % de puestos de trabajo en 2005, las licenciaturas y los ingenieros civiles aumentaban, en el mismo año, un 174 %. Existe un divorcio claro entre el mercado de trabajo y la demanda interna de habilidades en muchos factores. No se producen tasas sostenibles.
  4. Un estudio de McKinsey, consultora especializada, además, arroja unos resultados bochornosos. 8.000 encuestas a jóvenes, empresas y centros de formación en ocho países distintos del entorno revelan que los licenciados universitarios españoles poseen el mismo nivel de habilidades que los adolescentes que finalizan estudios de secundaria en Finlandia o Japón. Las universidades y los centros de FP españoles atraviesan sus horas más bajas.
  5. Renuncia de las pymes a los recién graduados: las pequeñas y medianas empresas de menos de diez empleados prefieren trabajadores con experiencia. La alta tasa de desempleo general favorece la contratación de personas en las que no hace falta invertir recursos de entrenamiento y adecuación al puesto.

Soluciones ministeriales

La mencionada “Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016” pone de manifiesto las intenciones y el compromiso de la Administración Pública por solventar este drama nacional sin paliativos. Pero ¿será realmente suficiente? Los datos muestran cómo, si bien en el periodo anterior (2007–2013) la inversión destinada a medidas para luchar contra el paro juvenil ascendía a 4.030 millones de euros, esta cifra se ha incrementado vagamente en alrededor de 300 millones para el periodo 2013–2016. De estos, alrededor de 2.400 los aporta la Administración del Estado; 1.100, el Fondo Social Europeo; más 870 millones, que, de forma particular, destinaron las instituciones europeas para reducir el desempleo entre los jóvenes. Hacen un total de 4.370 millones de euros (ver página 94 de la “Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013–2016").

Las medidas más importantes que propone la cartera que gestiona Fátima Báñez para luchar contra el paro juvenil involucran tanto al sector público como a su colaboración con las entidades privadas. Estas medidas se distribuyen en dos grandes bloques:

  1. 15 Medidas de alto impacto a corto plazo: para mejorar la empleabilidad y fomentar el autoempleo, se promulgó, al inicio de la legislatura, un paquete de medidas urgentes, al menos, hasta que la tasa de paro se sitúe por debajo del 15 % general.
  2. Relación de 85 medidas con impacto a medio y largo plazo: en Educación y Formación, para mejorar el conocimiento de idiomas y manejo de las herramientas tecnológicas y para el fomento del emprendimiento y autoempleo, de la gestión de las Administraciones Públicas y de los estímulos a la contratación, entre otras. Exigen tiempo para analizar su eficacia.

Del primer bloque, algunas de las medidas más sonadas son:

  • Incentivos para el Contrato en Prácticas del Primer Empleo: en la contratación de jóvenes menores de 30 años, las empresas solo pagarán el 50 % de las contingencias comunes que establece la Seguridad Social.
  • Contrato “Primer Empleo" Joven: las empresas serán bonificadas con 500 y 700 euros, en hombres y mujeres, respectivamente, si transforman el contrato de prácticas en indefinido, atravesada la primera etapa. El requisito: contratar jóvenes menores de 30 años que no acumulen más de tres meses de experiencia laboral y que el contrato ocupe un 75 % de la jornada completa de trabajo.
  • Contrato “Generaciones”: un emprendedor autónomo con menos de 30 años no pagará la cuota de la Seguridad Social, si contrata, para su negocio, a un parado de larga duración mayor de 45 años o beneficiario del Plan Prepara.
  • Tarifa plana para jóvenes autónomos: los menores de 30 años que cursen alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) obtendrán un descuento del 80 % de la tasa general durante los seis primeros meses dados de alta. El próximo medio año, la rebaja será del 50 %.
  • Programas para la obtención de títulos: el objetivo de esta medida es la integración de los jóvenes sin el certificado de ESO en el mercado laboral. Consiste, fundamentalmente, en la promoción de ayuda coordinada entre las Comunidades Autónomas y los centros de formación para atraer a jóvenes que abandonaron sus estudios en edades tempranas, ante la abundante oferta en sectores intensivos de hace unos años. Tras la crisis, ahora se encuentran sin trabajo ni formación, lo que supone un lastre para reanudar su actividad profesional.
  • Concesión de crédito adicional para jóvenes que cobran la prestación por desempleo y desean desarrollar un proyecto por cuenta propia. La Administración del Estado no retirará las prestaciones a los menores de 30 años que compatibilicen los dos ingresos durante los primeros nueve meses. Además, cursar la baja en el RETA tampoco ocasionará la pérdida del cobro de la prestación.

Del segundo bloque, las medidas enfocadas a medio y largo plazo, se destacan, de manera general, la colaboración de las entidades públicas con las empresas privadas, el fomento del emprendimiento o el compromiso público por dotar de cualificación a los trabajadores jóvenes en régimen general o de autónomos. Sin embargo, la “Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013–2016” divaga entre las páginas 77 y 91 con 85 medidas que no pasan de ser una mera declaración de intenciones. La concreción para llevarlas a término es nula, ya que requieren un desarrollo y una legislación intensivos para dotarlas de garantías a través de un marco jurídico.

La tasa de desempleo juvenil se ha reducido significativamente en el último año. La EPA muestra una rebaja del 5,2 % entre diciembre de 2014 (51,8 %) y septiembre de 2015 (46,6 %). Aunque la economía española muestra una tendencia positiva y alentadora en cuanto a los datos de desempleo, aún son más de 767.000 los jóvenes que permanecen inactivos. Con la vista puesta en los próximos años y sin perder la esperanza en que la situación mejore, muchos de ellos esperan. ¿Acaso no encuentran atractiva la opción del autoempleo? ¿Falta cultura emprendedora en España? ¿O es que la situación económica general aún permanece asfixiada?

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