El teórico Étienne Wenger fue el primero en hablar de las bondades de las comunidades de prácticas, entendidas estas como un grupo de personas que se reúnen para desarrollar un conocimiento poniendo en común todas sus experiencias. Este grupo se caracteriza por tener intereses comunes y su creación es necesaria para poner fin a un déficit que, según el autor, existiría entre la práctica que debería haber en los trabajos diarios y la que realmente hay.
Para Wenger, el aprendizaje es fundamental para la identidad humana y el primer enfoque que hace para explicar su teoría parte del conocimiento que surge de la participación social (el learning by doing), el individuo como participante activo en las prácticas de las comunidades sociales y en la construcción de su identidad a través de ellas.
Una vez entendido esto, se desarrolla el concepto de comunidad de práctica: un grupo de individuos que participan en actividades comunitarias y crean o experimentan continuamente su identidad compartida a partir de ellas. Al final esta filosofía se ha ido aplicando, en la actualidad, a numerosas escuelas de formación.
Las bases del conocimiento compartido como aprendizaje
La definición de comunidades de prácticas permite, pero no asume, intencionalidad, es decir, el aprendizaje puede ser la razón por la que un grupo de gente se une o como resultado de las interacciones de los miembros. No de todo lo que se considere una “comunidad” puede considerarse que se va a derivar un conocimiento compartido, este tiene que tener tres características:
- El dominio. Una comunidad de práctica no es simplemente un club de amigos o un grupo de personas, tiene que tener una identidad definida que se crea a través de un interés compartido. Por lo tanto, la pertenencia implica un compromiso con el dominio y la tenencia de una competencia que distingue a los miembros de otras personas. Fuera de la comunidad puede que el dominio no sea considerado como “experiencia”, por ejemplo, una pandilla juvenil puede haber desarrollado varias formas de lidiar con su dominio: sobrevivir en la calle y tener una cierta identidad para vivir. Valoran su conocimiento puesto en común y aprenden unos de otros, aunque pocas personas (o quizás ninguna) fuera del grupo valoren o reconozcan esta experiencia.
- La comunidad. Al perseguir su interés en un dominio, los miembros participan en actividades y discusiones conjuntas, se ayudan mutuamente y comparten información. Así, construyen relaciones que los llevan a aprender entre ellos y se preocupan por seguir adelante juntos. Poseer el mismo trabajo o la misma titulación no constituye una comunidad de prácticas, a menos que los miembros interactúen y aprendan juntos. Hay que matizar que las interacciones de los miembros no tienen que ser diarias, pero sí lo suficientemente sólidas y válidas para que les permita avanzar.
- La práctica. Una comunidad de práctica no es meramente una de interés, sino que son capaces, en su variedad, de desarrollar un repertorio compartido de recursos: experiencias, historias, herramientas, formas de abordar problemas recurrentes… en resumen, una práctica compartida. En el caso de las escuelas de formación, esto lleva tiempo y una interacción sostenida entre alumnos y profesor.
Si bien toda comunidad de prácticas tiene que tener los tres elementos: dominio, comunidad y práctica, existe toda una variedad de formas y tamaños. Algunas son locales y otras traspasan fronteras, algunas se suelen reunir cara a cara, aunque la mayoría lo hace de forma on-line. También hay comunidades reconocidas formalmente y cuentan incluso con presupuestos, mientras otras son totalmente informales.
Este tipo de organización ha existido desde que los seres humanos han tenido la capacidad de aprender en grupo, es decir, desde siempre. También tienen su propia pirámide organizativa, con miembros centrales y otros periféricos, y con gente que viene y va de forma más o menos constante.
De hecho, las comunidades de práctica están en todas partes. Pueden tener un cariz familiar y pasar más desapercibidas; sin embargo, cuando se les da un nombre y se enfoca, torna a una perspectiva que puede ayudar a comprender mejor el mundo. En particular, permite ver más allá de estructuras formales más obvias, como las organizaciones, aulas o países y percibir construcciones definidas por el compromiso en la práctica y el aprendizaje informar que está asociada a ella.
¿Dónde se aplica este concepto?
El concepto de comunidades de prácticas se pueda aplicar en negocios, diseño organizativo, gobierno, educación, asociaciones profesionales, proyectos de desarrollo y vida cívica.
Lo cierto es que el concepto ha sido adoptado más fácilmente por las personas de negocios debido al reconocimiento de que el conocimiento es un activo crítico que debe gestionarse estratégicamente. Los esfuerzos iniciales de gestionar este conocimiento en los sistemas de información tuvieron resultados decepcionantes.
Así que las comunidades de práctica proporcionaron un nuevo enfoque que se centró en las personas y en las estructuras sociales que les permiten aprender unos de otros. Hoy en día no existe casi ninguna organización, con un tamaño razonable, que no tenga alguna forma de iniciativa de una comunidad de práctica. Una serie de características explican este torrente de interés en esta organización como vehículo para desarrollar capacidades estratégicas en las diferentes organizaciones:
- Permiten a los profesionales asumir la responsabilidad colectiva de gestionar el conocimiento que necesitan entendiendo que, dada la estructura adecuada, están en la mejor posición para hacerlo.
- Las comunidades entre los profesionales crean un vínculo directo entre el aprendizaje y el rendimiento porque las mismas personas participan en comunidades de práctica, en equipos y en unidades de negocios.
- Los profesionales pueden abordar los aspectos tácticos y dinámicos de la creación y el intercambio de conocimientos, así como los aspectos más explícitos.
- Las comunidades no están limitadas por estructuras formales, sino que crean conexiones entre personas a través de límites organizativos y geográficos.
Desde esta perspectiva, el conocimiento de una organización vive en un grupo de comunidades de práctica que se ocupan de un aspecto específico de la competencia que la empresa necesita. Además, estas mismas características hacen que sean una buena opción para administrar el conocimiento de los profesionales (autonomía, orientación profesional, informalidad, internacionalización…) además de en un desafío para las estructuras jerárquicas más tradicionales. Cómo va a afectar este desafío a las empresas aún están por verse.
El aprendizaje universal y colaborativo en los diferentes sectores
Al igual que ocurre en la empresa privada, las organizaciones gubernamentales se enfrentan a desafíos de conocimiento de creciente complejidad y escala. Así, han ido adoptando comunidades de práctica por razones similares a otras entidades, aunque la formalidad de la burocracia puede obstaculizar el intercambio abierto de conocimiento.
Más allá del aspecto meramente particular de cada una, existen problemas típicos derivados de su identidad pública, como la necesidad de coordinación e intercambio de información entre los diferentes niveles que existen en aspectos como la educación, la salud y la seguridad. Además, las comunidades de práctica deben permitir conexiones entre personas a través de las estructuras formales, y aquí también surgen problemas sustanciales de organización que han de superar.
Otro aspecto a destacar es el de la educación. Los centros educativos son organizaciones por derecho propio y también enfrentan crecientes desafíos de conocimiento. Las primeras aplicaciones de las comunidades de práctica en este ámbito ha sido la capacitación de maestros, pero, en este sector, el aprendizaje no es solo un medio para un fin, sino el producto final.
En las escuelas, cambiar la teoría del aprendizaje es una transformación mucho más profunda que la que puede haber en el mundo de los negocios y, por tanto, inevitablemente llevará más tiempo y afectará a las prácticas educativas en tres dimensiones: internamente, externamente y durante toda la vida de los estudiantes.
Desde esta perspectiva, la escuela no es el lugar privilegiado de aprendizaje, porque no es un mundo cerrado y contenido en el que los estudiantes adquieren conocimiento para ser aplicado fuera, sino que es parte de un sistema de aprendizaje más amplio. Aquí, la clase no es el evento de educación primaria, sino que esta es sustituida por la vida misma. Por esta razón, las escuelas, aulas y sesión de capacitación todavía tienen un papel importante que desempeñar en esta visión, pero, a la vez, deben estar al servicio del aprendizaje que se produce en el mundo.
Conclusiones
La idea principal de las comunidades de prácticas es que el aprendizaje ocurre en contextos sociales que surgen y evolucionan cuando las personas que tienen objetivos comunes interactúan, a medida que se esfuerzan por alcanzar esos objetivos. El concepto se atribuye comúnmente a Étienne Wenger, quien creó el término para referirse a las comunidades de profesionales en los que los recién llegados ingresarían e intentarían aprender las prácticas socioculturales de la comunidad.
Los beneficios que las comunidades de práctica reclamaron como parte de ser un programa de gestión del conocimiento han llevado a sus integrantes a ser foco de mucha atención. De hecho, se trata de un concepto que puede aplicarse a muchos sectores de la sociedad, pero no de una manera arbitraria, sino cumpliendo ciertos preceptos como son los de dominio, comunidad y práctica. Asimismo, las organizaciones también tienen su complejidad a la hora de dotarla de comunidades de prácticas atendiendo, sobre todo, a su naturaleza jurídica.
Comentarios (1)
ALICIA BLANCA GÓMEZ MUÑOZ
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Gracias de antemano.
Una anotación, sin que les ofenda para que corrijan una falta ortográfica de este artículo, en el siguiente punto: "El aprendizaje universal y colavorativo en los diferentes sectores"
Saludos