Normalizar, ¿por qué y para qué?

Normalizar, ¿por qué y para qué?
¿Cuáles son las principales aportaciones de la normalización? ¿Cuales son los beneficios más actuales que conlleva apostar por la normalización?

La normalización (es decir, la instauración de criterios de calidad estándar para productos y procedimientos) se ha consolidado como una necesidad en las sociedades actuales. Estas sociedades no viven aisladas las unas de las otras, sino que están cada vez más interconectadas. Por lo tanto, resulta imprescindible la adopción de normas comunes que rijan sus relaciones sociales, políticas y comerciales. En este sentido, destaca la relevancia de las autoridades de certificación nacionales e internacionales, en definitiva las entidades que acreditan que las normas de homologación acordadas para mejorar los bienes y servicios se cumplen fielmente. 

A grandes rasgos, la normalización facilita los procesos y trata de beneficiar al conjunto de los ciudadanos, en base a la realidad de una sociedad globalizada. Un ejemplo de la necesidad de establecer ciertas normas comunes para toda la comunidad internacional puede ser el que remite a la homologación de los sistemas mediante los que tienen que funcionar los enchufes. La posibilidad de que cada país, en una cuestión tan aséptica como esta, optara por un sistema particular propiciaría cuantiosas pérdidas de dinero, inseguridad y todo tipo de disfunciones. 

Una vez introducidos los pilares conceptuales de la normalización, se van a desgranar algunas informaciones clave que ayudan a entender cómo sus sistemas se están implantando progresivamente. 

Unas notas sobre los conceptos “normalización” y “norma”

No para todo el mundo es sencillo discernir los significados de ambos términos. A veces, las dificultades de comprensión dependen de cuestiones lingüísticas, pero también obedecen a la mezcla con otros conceptos distintos. La palabra norma, en España, está investida de un carácter eminentemente jurídico. En este sentido, es muy frecuente la tendencia a asimilar normalizar a legislar. También hay quienes consideran que la normalización, básicamente, tiene una función de estímulo económico, análogamente a una especie de metodología económica similar a la del viejo fordismo. Por último, se puede detectar también un reduccionismo relativo a los que opinan que la normalización es la mera aplicación de las normas ISO 9000 a cualquier organización. Se trata, sin duda, de la norma más popular en este campo, pero ni mucho menos es la única ni agota el concepto de normalización. 

Al fin y al cabo, más que normas, lo que promueven las entidades de normalización son estándares que faciliten maneras de funcionar que sirvan a un conjunto de ciudadanos lo más amplio posible. Estos estándares, lógicamente, se establecen en torno a consensos de gran alcance y con la participación de técnicos cualificados. El Comité Técnico de Normalización, por lo tanto, se revela como un instrumento fundamental en este tipo de operaciones. 

En resumen, la Organización Mundial del Comercio deja claro que la voluntad de las actuaciones encaminadas a lograr la normalización ha de conseguir facilitar las actividades de las organizaciones que interactúan y promover la participación colectiva en el proceso de negociación que implica su toma de decisiones.

Por último, hay que remarcar que el resultado de los consensos de la normalización se materializa en las normas que, en este caso, constituyen documentos técnicos de aplicación voluntaria y se basan en desarrollos tecnológicos y experiencias testadas. 

Un poco de historia: la normalización en España y el papel de AENOR

Los estándares (por ejemplo, de patrones de medida) han existido siempre. Forman parte de las necesidades sociales y económicas de los ciudadanos. Sin embargo, las actividades de normalización más sistemáticas tendrían que esperar al siglo XX. 

Por lo que respecta a España, en 1935 se fundó la Asociación Española de Normalización, aunque el estallido de la Guerra Civil truncó la continuidad de su actividad. En 1945, el Instituto de Racionalización del Trabajo (IRATRA) tomó el testigo de la Asociación Española de Normalización, el cual heredó el registro de la marca UNE, cedida por la organización precedente, con la que se identifican las normas españolas. 

Una vez repasados estos antecedentes, cabe señalar que el modelo español de normalización tiene su origen en la incorporación de España a la Comunidad Europea. En los años ochenta, además, los criterios de homologación de calidad se iban a consolidar como un requisito cada vez más imprescindible. 

Ante la apertura de fronteras y la multiplicación de las posibilidades económicas para España, se creó, en 1986, AENOR, la agencia que se encarga de la normalización en España. Durante su primer año de existencia se fundaron 24 Comités Técnicos de Normalización, aunque muchos de ellos ya existían en el seno de las organizaciones precedentes. En la actualidad, hay censados más de 200 comités técnicos, los cuales integran a más de 6.000 expertos. España ha pasado de hacer seguidismo normativo a convertirse en uno de los referentes de normalización. 

Por otra parte, la certificación de productos y sectores de actividad ha ido creciendo con el paso del tiempo. Los primeros comités técnicos certificaban, básicamente, aparatos domésticos y plásticos. En la década de los ochenta, el material eléctrico y de la construcción fueron los protagonistas. Ya en los noventa, la certificación española se adentró en campos como los servicios, la alimentación y la artesanía. Por otro lado, también sobresale la implantación de la popular Norma ISO 9001, cuya demanda por parte de las organizaciones industriales y de servicios y pymes ha superado la expedición de 26.000 certificados. 

La Cumbre de la Tierra celebrada en 1992 en Río de Janeiro puso en el primer plano de la agenda los problemas medioambientales por los que atravesaba el mundo. Este punto de inflexión también se experimentó por parte de AENOR, ya que la segunda serie de sistemas de gestión más implantada es la relativa a los sistemas de gestión ambiental, con alrededor de 7.000 certificados concedidos. 

En definitiva, la constitución y actividad de AENOR han supuesto un éxito total para la economía española, pues de ellas han surgido logros comunes en beneficio de la calidad (en un sentido integral) de sus productos y servicios. 

¿Cuáles son las principales aportaciones de la normalización?

A continuación, se repasan unos conceptos clave para entender la importancia de la normalización de cara al interior de las organizaciones:

  • Racionalización. En primer lugar, hay que centrarse en una racionalización referida a variedades y tamaños de los productos. Un buen ejemplo podría representarlo el binomio tuercas y tornillos, lo que recuerda a la reflexión de los enchufes citada en la introducción. Se trata, sin duda, de la aportación prioritaria de la normalización, ya que de ella depende la constitución de una economía auténticamente industrial y, además, transnacional. Sin la racionalización, en definitiva, sería imposible que determinados dispositivos, compuestos por varias piezas o sistemas, pudieran funcionar correctamente. 
  • Seguridad. Es un criterio cuya relevancia ha ido creciendo con el tiempo. Se aplica al diseño, a la fabricación, a la compra y a la venta de productos, pero también a sus procesos de desarrollo. En líneas generales, la obligación de cumplir con una serie de requisitos de seguridad evita los fatales accidentes, tanto laborales como domésticos. Por citar un caso relacionado con los últimos, sería posible evitar el típico accidente con el viejo aspirador con cable de alimentación de dos machos. 
  • Calidad. La calidad representa, a grandes rasgos, el elemento de cierre de la certificación de la normalización. Lógicamente, comprende la racionalización y seguridad, pero también tiene en cuenta el equilibrio entre los avances de la tecnología y las posibilidades reales de los sistemas productivos y las necesidades y expectativas de consumidores, laboratorios, empresas privadas y Administraciones Públicas. En resumen, el moderno modelo de calidad de los bienes y servicios se centra en indicadores tales como materiales, muestreos, ensayos y requisitos. 

Los beneficios más actuales que conlleva apostar por la normalización

Implantar la normalización en las empresas implica aumentar su capacidad competitiva, lo cual, en un contexto de mundialización de la economía, se ha convertido en un requisito prácticamente ineludible. En las siguientes líneas se desgranarán algunos conceptos asociados a estas mejoras a las que pueden acceder las empresas por la vía de la normalización:

  • Información. El primer contacto con la normalización suele producirse por recabar datos acerca de cómo gestionar los procesos derivados de determinadas actividades productivas o prestaciones de servicios: requisitos, aspectos legales, etc. En resumidas cuentas, el acceso a la información facilita la planificación de una organización.
  • Responsabilidad legal. La confianza en las interacciones de las organizaciones resulta imprescindible para optimizar sus relaciones. En las sociedades modernas, la manera más efectiva de asegurar la confianza se canaliza mediante las leyes. Por lo tanto, la responsabilidad legal supone una garantía más, derivada de la normalización y confianza, que incrementa el volumen de negocio.
  • Acceso a los mercados. El cumplimiento de los criterios de normalización va a funcionar, grosso modo, como una especie de pasaporte para los productos. Se blindan, de esta forma, su seguridad y estandarización, lo que produce un aumento de las operaciones. 
  • Influencia en los mercados. Estar presente en los debates que generan los consensos normalizadores favorece una influencia en la toma de decisiones final que puede reportar pingües beneficios.
  • Ayuda a la legislación. En último lugar, la normalización contribuye a generar una mayor seguridad jurídica, tanto en la Administración Pública como en el ámbito privado.

En definitiva, la normalización constituye un requisito básico para pautar las relaciones entre organizaciones, sin la cual la globalización de la economía sufriría un serio obstáculo en su progresión.

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Comentarios (4)

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pollaaaagrdaaaa

Enviado el

la tengo morcillona
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Rubén

Enviado el

Hola, gracias por la información expuesta pero sigo teniendo mi duda. Si yo fabrico algo que sea solo para uso profesional de mi propia empresa. Teniendo en cuenta las medidas adecuadas por las normativas, también estoy obligado a pasar un test o pagar unas licencias para usar ese producto fabricado por mi mismo?

Gracias de antemano.
Saludos.
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Arianny

Enviado el

¿Por qué en el apartado "influencia en los mercados" dice "pingues beneficios"? jajaja ¿No es esa una expresión coloquial y hasta vulgar?

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