Por muchos siglos, las personas, conforme avanzaba la historia de la humanidad, explotaron sin conciencia los recursos naturales del planeta de forma sostenida e indiscriminada.
Solo hasta mediados del siglo XX surgió una tendencia del pensamiento que enraizaba fuertemente la necesidad de progreso con el menor impacto al medio ambiente y las secuelas del hombre sobre el menoscabo de los ecosistemas.
Fue en 1968, cuando el meteorólogo británico Gordon Miller Bourne Dobson descubrió el agujero en la capa de ozono que dejaba desprotegida a la Tierra y a merced de los rayos nocivos que emana el Sol, y que son retenidos por este escudo natural, al cual se le debe toda la vida del planeta.
Muchos años ha pasado desde eso y la capa de ozono sigue sufriendo las secuelas. Sumado a esto, los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono o CO2, el metano o CH4 y el óxido nitroso o N2O aportan al crecimiento del agujero en la capa de ozono y, así, al calentamiento global.
Al elevarse la temperatura de la Tierra, los ecosistemas (fauna y flora), los procesos naturales (tormentas, ciclos de vida) y toda la actividad natural del planea se ve afectada.
Un poco de contexto
Lugares como el noreste de Canadá, por mencionar un ejemplo, se han visto recientemente afectados por tormentas tropicales que no solían sobrepasar el Caribe mexicano y que han causado estragos como consecuencia del calentamiento global.
Estas altas temperaturas también conllevan al derretimiento de los casquetes polares con consecuencias nefastas para millones de personas. De hecho, la NASA estima que entre el 2050 y el 2100 seis emblemáticas ciudades costeras del mundo podrían desaparecer tragadas por el mar como consecuencia directa del calentamiento global.
Venecia (Italia), Male (Maldivas), San Peterburgo (Rusia), Tokio (Japón), Nueva Orleans (EEUU) y Jakarta (Indonesia) estarían condenadas a inundarse porque al derretirse los glaciales los niveles de los océanos aumentarían y estas urbes (con muchas otras más en el futuro) quedarían bajo las aguas.
Las olas de calor tendrían impacto directo en la salud de animales, plantas y personas que verían sus ciclos vitales alterarse por completo. Se puede hablar, incluso, de extinción de cientos de especies.
En este sentido, ya los cambios se han empezado a notar. Líquenes y hongos han aparecido en los bosques de Omora, Cabo de Hornos en la parte más austral de Chile y la puerta al Polo Sur como resultado de las elevadas temperaturas. Puede parecer una nimiedad, pero representa todo un cambio en las diversas cadenas de estos ecosistemas.
Como se verá, urge un cambio de paradigmas en los procesos productivos y en toda la actividad humana que genera los gases de efecto invernadero (GEI), los cuales desbalancean el delicado equilibrio de la naturaleza. Es así como surge el concepto de ecogestión.
¿Qué es ecogestión?
La ecogestión, también llamada gestión medioambiental es un sistema que reformula la manera de generar bienes y servicios con miras a investigar, monitorear, categorizar, diseñar, desarrollar y llevar a cabo todos los procesos productivos con políticas medioambientales como norte principal y usando la eco-innovación para crearlas.
La meta u objetivo de la ecogestión es incentivar y fomentar sistemas de gestión ambiental a través de los cuales se pueda producir sin poner en peligro el estado natural y saludable del planeta y en resguardo de los ecosistemas y hábitat de las especies para las generaciones futuras.
En el campo empresarial se refiere a un enfoque holístico y sistemático que día a día gana adeptos y suma importancia.
Esto sucede por los cambios propios (aunque lentos) que viven las sociedades, cuyos consumidores buscan cada vez con más asiduidad bienes, productos y servicios que mantengan conciencia ecológica y compromiso para con el medio ambiente.
Cuando se habla de la ecogestión o gestión medioambiental se abordan todos aquellos impactos (o posibles impactos) que pueda tener un proceso productivo sobre el normal desenvolvimiento de los procesos naturales.
Por tanto, se trata de elaborar planes, políticas y leyes que ayuden a tener un mayor y mejor control de la explotación y uso de los recursos naturales. Todo esto redunda o se traduce a una mejor gestión de la calidad de los bienes y productos que se ofertan.
Cuando las empresas y productores a todo nivel cuentan con una gestión medioambiental integral y posibilidades de eco-innovación se está contribuyendo a que la mano del hombre no desmejore las condiciones marinas, atmosféricas y terrestres.
Todo esto en virtud de que se trabaja para la reducción sostenida sistemática de la contaminación, la deforestación, la explotación de recursos sin tomar en cuenta el tejido delicado de los ecosistemas que conllevan a la extinción de especies, cambios sustanciales en los ciclos de vida de fauna y flora y el temible y catastrófico calentamiento global.
La producción que se hace mediante políticas de ecogestión minimiza la cantidad de recursos, la generación de residuos y se optimiza o maximiza el cumplimiento de las normas ecológicas porque se ponen en marcha soluciones sostenibles.
¿Qué persigue la ecogestión?
La gestión medioambiental o ecogestión busca cumplir con los siguientes objetivos:
1.- Identificar los problemas ecológicos o ambientales que se originan a partir de los diversos procesos productivos.
2.- Encontrar soluciones viables de eco-innovación para estos problemas ecológicos o ambientales que afectan los procesos productivos.
3.- Contribuir a renovar y cuidar los recursos naturales.
4.- Minimizar la explotación y utilización de los diversos recursos naturales usando técnicas y procedimientos producto de la eco-innovación.
5.- Diseñar y desarrollar sistemas de seguimiento para los procesos productivos ecosustentabes.
6.- Fomentar la creación y el desarrollo de instituciones de investigación medioambiental.
7.- Plantear los objetivos y metas ambientales de las empresas u organizaciones.
8.- Establecer y poner en marcha acciones ambientales destinadas minimizar el impacto medioambiental de los procesos de las organizaciones o empresas.
9.- Controlar, minimizar o erradicar la contaminación ambiental.
10.- Garantizar que todos los trabajadores de las empresas sigan y multipliquen lo establecido en los diversos programas de concienciación ecológica.
11.- Revisar y evaluar las tecnologías existentes en las diversas etapas de un proceso productivo y convertirlas en sostenibles.
12.- Evaluar los impactos de las actividades productivas en el medio ambiente.
13.- Activar y promover programas de conservación que enaltezca la conciencia sobre el uso de los recursos naturales.
14.- Desarrollar estrategias para optimizar la calidad de vida dentro de un marco de cuidado medioambiental.
15.- Implementar formas o programas de protección medioambiental.
16.- Identificar, desarrollar e implementar políticas que guarden relación con el desarrollo sostenible.
¿Cómo se logra la ecogestión?
Una gestión ambiental eficiente echa mano de tres herramientas básicas:
Sistemas de gestión ambiental (SGA)
Los sistemas de gestión ambiental conocidos por sus siglas SGA se refieren a un ciclo continuo o sostenido de planeación, puesta en marcha, revisión o evaluación y mejora de la labor ambiental de una empresa con relación a los recursos naturales y al impacto de la organización sobre la naturaleza.
La implementación de un SGA hace posible que las empresas conduzcan de forma sencilla todos los aspectos medioambientales que generan sus diferentes procesos o actividades. Con ello mejora su comportamiento medioambiental y pueden prevenir y evitar de la contaminación.
Con la vista puesta en un sistema de gestión ambiental se potencian la generación de proyectos o propuestas vanguardistas e innovadoras para preservar la naturaleza.
En la actualidad existen dos estándares de calidad para evaluar los procesos productivos de bienes y servicios con respecto a su impacto medioambiental.
Son las normas ISO 14001 y el EMAS o Sistema Comunitario de Gestión y Auditoría Medioambiental.
La serie ISO 14000 está representada por un conjunto de normas que han sido aceptadas internacionalmente y que estipulan de qué manera establecer un SGA que sea efectivo y capaz de contribuir a la rentabilidad de las empresas y, simultáneamente, reducir el impacto en los ecosistemas o el medio ambiente.
Por su parte, el EMAS es un estándar de control ambiental elaborado por la Unión Europea (UE) y traza las pautas que permiten evaluar y optimizar la labor medioambiental de empresas a través de implementación de políticas ecológicas que deben seguir las empresas, así como la implantación de SGA.
El Reglamento EMAS de la UE contiene implícitas las pautas de las normas ISO 14001. Esto se evidencia que para su certificación se requiere determinada documentación como el manual de política ambiental de la organización, la declaración ambiental y los soportes de las acciones emprendidas en la materia y que sean de carácter público.
También deben someterse a una evaluación ambiental inicial.
No se trata de otorgar certificaciones. Año a año, las empresas deben aprobar las auditorías ambientales, las cuales son herramientas excelentes para evaluar sistemáticamente y de forma periódica, neutral un objetiva (medible) y documentada la eficacia ecológica de la organización.
Asimismo, evalúa el sistema de gestión y los procesos o procedimientos que se destinen a la protección de los ecosistemas y el medio ambiente.
El objeto que tienen estas auditorías es el de facilitar los diversos controles de las acciones o prácticas que puedan impactar de manera negativa al medio ambiente y valorar su ajuste a las políticas medioambientales de la organización.
Sistemas de gestión del ecodiseño
La norma internacional y estandarizada de calidad UNE-EN ISO 14006 es la que ofrece el basamento de los SGA y las directrices para la anexión del ecodiseño a las políticas de una empresa.
Esta normativa contiene los bases para la implementación de sistemas de gestión que aseguren la incorporación políticas destinadas a preservar, en todo momento y a través de los diversos procesos productivos de una organización, el medio ambiente y los ecosistemas.
La norma deja en claro las obligaciones y responsabilidades que las empresas deben tener en los procedimientos de planeamiento y desarrollo de los bienes o servicios.
También da cuenta de los parámetros que capacitan a esa organización para implementar una mejora sistemática y continua de sus productos y/o servicios enfocados (desde el diseño y desarrollo) a salvaguardar siempre al planeta y su equilibrio.
El sistema de gestión del ecodiseño es una poderosa herramienta que contribuye con las empresas a establecer los parámetros de guía en materia de preservación del medio ambiente. Estos son aplicables a cualquier organización, empresa o negocio que haga diseño o rediseño de bienes o servicios.
Los sistemas de gestión de ecodiseño se diferencian de los SGA porque los primeros se enfocan en mejorar la totalidad de los aspectos ambientales de los diversos procesos productivos.
Por tal, llevan sobrentendidos la identificación de los problemas, el control y la mejora continua de las variantes ambientales de los bienes (productos) o servicios.
Etiquetado ecológico
Hoy, existe un sistema para evidenciar el etiquetado ecológico y voluntario. Fue ideado o nació por iniciativa de la Unión Europea en el año 1992. Este tiene por objeto señalar y proyectar los productos con un impacto medioambiental mínimo si se les compara con otros bienes iguales.
Así mismo, persigue brindar a los consumidores la orientación idónea y la información suficiente sobre los bienes o artículos que están adquiriendo. La llamada ecoetiqueta europea es reconocida en los Estados miembros de la UE y por los países que conforman el EEE (Espacio Económico Europeo), es decir, Islandia, Noruega y Liechtenstein.
Estas etiquetas se pueden estampar a productos o bienes como electrodomésticos, dispositivos eléctricos y/o electrónicos, ordenadores, materiales textiles, calzado, artículos del papel, productos de limpieza, higiene personal y belleza y lubricantes, entre otros.
El ecoetiquetado europeo aporta muchas ventajas a las empresas. Entre estos destacan la clara diferenciación de la competencia, una mejor y más responsable la imagen de marca y la capacidad de entrar y competir en nuevos mercados.
Para poder hacer la solicitud de la etiqueta ecológica de UE implica obtener la certificación de haber cumplido determinadas obligaciones medioambientales que refrenden que el artículo o producto mejora significativamente los aspectos ambientales tanto en sus procesos de producción como durante su ciclo de vida útil.
Las normas de calidad estandarizadas ISO soportan el marco referencial más usado para el ecoetiquetado de la UE; sin embargo, pautas que regulan estas etiquetas son las de la familia UNE-EN ISO 14020 que se refieren a las etiquetas ecológicas, las declaraciones ambientales y engloban tres tipos diferentes de etiquetado:
1.- La etiqueta ecológica I de principios generales y procedimientos: UNE-EN ISO 14024
2.- La etiqueta ecológica II o de autodeclaraciones medioambientales: UNE-EN ISO 14021
2.- La etiqueta ecológica III de principios y procedimientos: UNE-EN ISO 14025.
Conclusión
Si las empresas de bienes y servicios no vuelven sus ojos a un futuro más verde y sostenible, cuyos procesos productivos no atenten contra la vida del planeta, podrían suceder dos cosas:
1.- Su muerte por falta de eficacia y rendimiento ante un consumidor cada vez más consiente de la importancia de preservar el medio ambiente.
2.- Su extinción por no poder adecuarse a las normas que día a día se crean y recrudecen por parte de los Estados y que están destinadas a proteger al planeta.
Obviamente, esto no sucederá de la noche a la mañana, pero una organización responsable debe ir estudiando sus opciones para ser más sostenible en el futuro cercano y más a largo plazo.