Cuando se piensa en evolución la memoria suele remitirse a procesos de miles de años, pero cuando se agrega el término “financiero” la escala del tiempo queda reducido a solo años. Apenas a finales de la década pasada palabras como “Fintech” eran poco conocidas, hoy forman parte de la democratización de los sistemas financieros, y muestra de cómo desde un teléfono inteligente se puede acceder a una tarjeta de crédito o se puede invertir por Internet en acciones de empresas como Apple.
Una evolución que avanza a un ritmo tan vertiginoso que ni los propios entes reguladores pueden alcanzar aún, y cuyo contexto supone más riesgos para aquellos que desean aprovechar las opciones para invertir por Internet que se ofrecen en estos días. Sí, hay beneficios como menores costos de operación y acceso a mercados de valores las 24 horas del día, pero también riesgos propios de una actividad nueva de la cual también terceros buscan aprovecharse.
No obstante, hay formas de asegurar que los riesgos en la inversión sean los implícitos del mercado de capitales, como fluctuaciones de precios, cisnes negros, factores externos que condicionan los mercados, y no aquellos que forman parte del nuevo modelo en el que se están llevando a cabo estas operaciones como lo son las transacciones en línea.
La Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés), y cuyos miembros representan a más del 95% de los mercados de capitales en el mundo, tiene algunas recomendaciones al momento de invertir a través de plataformas electrónicas, las cuales comienzan por conocer el origen de dicha plataforma.
Que el ente que opera la plataforma a través de la cual se quiere hacer la inversión se encuentre registrada ante el ente regulador en su jurisdicción es el primer riesgo a tener en cuenta. Hay operadores que requieren de una licencia para actuar bien sea como broker-dealer, o como asesor de inversiones. Incluso, es necesario que dichas plataformas, aunque no requieran licencias para operar en su territorio, estas licencias sí sean obligatorias en la jurisdicción en la que el inversionista se encuentra, de lo contrario estarían incurriendo en una ilegalidad, lo cual afectaría la operación en cuestión.
Riesgo automatizado
En la mayoría de los casos las plataformas que ofrecen inversiones a través de Internet cuentan con servicios automatizados de asesoría para sus clientes. Esto a su vez conlleva otra serie de riesgos a tener en cuenta, algunos de ellos intencionados, como la programación de algoritmos que dirigen al inversionista hacia una serie de opciones de inversión que generan una mayor comisión a los promotores de la plataforma.
Asimismo, el inversionista puede llegar a creer que el servicio de asesoría en línea es lo suficientemente bueno como para no requerir la presencia humana, lo cual puede derivar de un desconocimiento por parte del cliente de los servicios y limitaciones del mismo que están adquiriendo. Como parte de este desconocimiento se pueden encontrar implicaciones impositivas, planificación de seguros, correcciones del mercado, entre otras consideraciones que no toma en cuenta el sistema automatizado y que pudieran ser más apropiadas para el cliente.
La IOSCO agrega que incluso un consultor en inversiones puede pasar por alto algunas preguntas para tener toda la información necesaria para entender plenamente la situación de su cliente, y con ello ofrecer la opción de inversión que más se adecúe a sus requerimientos o necesidades.
Cuando este proceso de crear el perfil del inversionista queda en manos de un sistema automatizado, que cuenta con una limitada serie de preguntas para conocer a la persona, y sin la capacidad de incorporar situaciones inusuales de los clientes, la conclusión es que el riesgo que está tomando la persona al momento de invertir por internet es mayor.
La información es el rey
Dejando de lado la plataforma de inversión, el siguiente paso a tener en cuenta es la inversión en sí. Al momento de invertir por Internet se está expuesto a muchísima información sobre cuáles pueden ser las mejores opciones al momento de colocar capital, por lo que es fundamental conocer a dichas empresas. La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) aconseja en primer lugar verificar exhaustivamente a los promotores y directores de la compañía para cerciorarse de que no son reincidentes en algún tipo de fraude.
La verificación de la información no queda allí. Aunque la empresa en la que se quiere invertir no esté involucrada en algún tipo de fraude esto no se traduce automáticamente que es un buen lugar para tomar la inversión. Así que el siguiente punto a tener en cuenta es verificar y contrastar las fuentes de información, así como lo que se dice sobre la compañía.
“Una compañía o sus promotores pueden hacer declaraciones grandiosas con mucha facilidad ponderando los desarrollos de un nuevo producto, contratos lucrativos o la solidez del estado financiero de la compañía (...). Nunca jamás haga una inversión basándose únicamente en lo que lea en un boletín informativo electrónico u otro tipo de información publicada en un boletín o blog”, alerta la FTC.
Consultar fuentes imparciales, como los órganos reguladores u organizaciones de autorregulación, como Finra, Nasdaq, por mencionar algunas, son dos de las principales acciones que se pueden llevar a cabo para tener un mejor panorama de la inversión que se quiere hacer a través de Internet.
Asimismo, la FTC recuerda que muchas compañías pequeñas no pueden cumplir con los requerimientos necesarios para operar en el ámbito nacional (en este caso en Estados Unidos), por lo que dichas acciones se comercializan en mercados extrabursátiles o mercado secundario, y se cotizan a través de sistemas extrabursátiles como las Pink Sheets, inmortalizadas en la película El Lobo de Wall Street; dichas operaciones usualmente son las más riesgosas y las más susceptibles a manipulación. Por lo que conocer el historial de estas empresas es indispensable al momento de reducir riesgos al invertir por Internet.
Es probable que sea detrás de este tipo de compañías donde se escuden defraudadores. Es por ello que, también, llaman a ser escépticos con las referencias que se den de una compañía o inversión. Incluso, si un asesor sostiene que una inversión determinada está correctamente registrada ante la agencia pertinente, y proporciona el número de contacto para que se pueda verificar la información de la inversión, la realidad es que algunas veces darán el nombre de la verdadera agencia, pero en otras ocasiones el mismo será inventado.
En todo caso, aunque la agencia exista, la información de contacto suministrada sería falsa. Es decir, si se llama al número telefónico que da el promotor, en lugar de comunicarse con un funcionario gubernamental, hablará con uno de los estafadores o alguno de sus colegas, quienes darán las mejores referencias sobre la compañía, el promotor o la transacción.
Inmediatez relativa
Contrario a lo que se pueda pensar, la información que se ve al momento de tomar inversiones a través de Internet no necesariamente está en tiempo real, por lo que al hacer clic a la operación el precio de la misma no es el que se ve en pantalla. Las rápidas fluctuaciones en el mercado de valores en la actualidad es una de las razones por las que el precio que se ve, no es el mismo al que se puede acceder.
Esto se debe a que la mayoría de las veces existe un desfase de tiempo en las transacciones, que pueden obedecer al tener acceso para dar la orden en línea o para recibir las confirmaciones de dichas órdenes.
Por lo general, los precios de los valores que se pueden ver en pantalla tienen un desfase de entre 20 y 30 minutos, por lo que dicha diferencia en el tiempo puede terminar afectando las condiciones de la transacción. Para que no haya sorpresas entre el precio que se desea y el precio final de la operación, es conveniente establecer una orden de compra o de venta con un precio límite, o rango de precios, para evitar las pérdidas por fluctuaciones significativas y esporádicas del mercado.
Asimismo, se aconseja tener a la mano medios alternativos para poder llevar a cabo la transacción, como algún contacto telefónico. Nuevamente la verificación es importante, en este caso de la operación como tal. No se debe asumir que, por el simple hecho de haber colocado la orden de compra o venta de valores en la plataforma o el sistema, esta efectivamente se materializará. El mismo principio aplica al cancelar una orden de compra o venta, se debe verificar que esta efectivamente se haya realizado.
Los elementos técnicos no pueden ser dejados de lado al momento de hablar sobre opciones de inversión en la red. Inconvenientes con la computadora, módem, o proveedor de servicios de Internet, tanto del inversionista, como del broker electrónico, pueden impedir realizar una determinada transacción. Además, el alto tráfico de usuarios es otro de los elementos que puede afectar la rapidez de la conexión, con ello la eficacia del servicio y el resultado de la transacción.
Mientras que, en lo que respecta al hardware utilizado para estas inversiones, es indispensable mantener plenamente actualizado los programas de seguridad, el navegador por Internet y el sistema operativo para evitar dejar expuesta información que pueda ser explotada por delincuentes al momento de invertir por Internet.
Finalmente, hay otros elementos de riesgo que se deben tener en cuenta al momento de realizar inversiones a través de plataformas en línea. Por ejemplo, controles o infraestructura inadecuada para actualizar o probar los portafolios virtuales dentro de estos sistemas; falta de entendimiento sobre potenciales conflictos, estructura de cargos o incentivos, y riesgos relacionados con los productos y servicios; poca claridad entre lo que se refiere a información real y consejos de inversión proporcionados por la plataforma, por mencionar algunos.
Presión social
Hay dos elementos que se han combinado en los últimos años que potencian las inversiones en la web. El primero de ellos es indudablemente la pandemia por COVID-19 que ha obligado a millones de personas a pasar más tiempo dentro de contextos virtuales; y el segundo es la proliferación de plataformas para llevar adelante las mencionadas inversiones, así como la promoción de las mismas.
Esta situación ha puesto a las personas al frente de un escenario dentro del cual las herramientas digitales suman un nuevo ingrediente, dicho ingrediente son las redes sociales. Los foros de discusión, así como las redes sociales, suelen ser lugares a los cuales los inversionistas, en especial los menos experimentados, acuden para recoger opiniones sobre cuáles pueden los mejores movimientos a hacer en el mercado.
Asimismo, cuando toda esta información a la que se expone el inversionista se suma a herramientas nuevas que incorporan metadata y/o inteligencia artificial se va creando un escenario basado en redes sociales sobre las mejores opciones para invertir en Internet. No obstante, se deben tener en cuenta los riesgos inherentes a esta novedosa práctica.
En primer lugar, en los foros de discusión, así como en las redes sociales, se puede ejercer presión sobre inversores sin experiencia, alegando a que determinado activo presenta una oportunidad única en ese momento. Al tratarse de fuentes no verificadas puede haber intereses determinados detrás de dicha asesoría que no necesariamente van alineados con el porvenir del inversionista.
Social media sentiment
El social media sentiment son toda la serie de datos recogidos en redes sociales que compañías especializadas venden a corporaciones e instituciones financieras. Usualmente esta información incluye procesamiento del lenguaje, combinado con machine learning y análisis de redes sociales para identificar el “sentimiento” o percepción de inversores clave en materia de inversiones en el mercado.
Este tipo de plataforma puede mostrar, por ejemplo, a través de datos totalmente confeccionados la disminución de la percepción del riesgo que ve el mercado ante determinado commodity o activo.
Sin embargo, al igual que sucede con el resto de las plataformas tecnológicas, los errores en la confección del algoritmo de la herramienta es uno de los riesgos a los que se enfrentan los inversionistas. Además, al tratarse de redes sociales la información que se analiza no está verificada, o puede haber una lectura errónea de las compañías de análisis por hechos tan simples como que la data que se está recopilando provenga de tweets antiguos que a los que se está dando retweets.
Comentarios (4)
MARIA GABRIELA
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Magaly Paredes
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Noemi Fernandez
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Juan Polvo Martinez
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