La sociedad actual es fundamentalmente urbana. Esta tendencia que comenzó siglos atrás con la primera revolución industrial se ha tornado imparable al punto de que se estima que en el año 2050 la población mundial podría alcanzar los 9.000 millones de habitantes, viviendo en áreas urbanas un 80% aproximadamente.
La gestión de las ciudades y las infraestructura y servicios que éstas implican se ha vuelto una materia de especial interés objeto de investigaciones, estudios y propuestas, dada su repercusión en el desarrollo sostenible de las sociedades. Aspectos con marcado acento ambiental como el gasto energético eficiente, el consumo racional de recursos, el control sobre vertidos y emisiones se unen a los de carácter logístico como la accesibilidad, el transporte o el tráfico y social como la gestión sanitaria en la búsqueda de soluciones “inteligentes” apoyadas en el trinomio tecnología-sostenibilidad-innovación.
La red española de Ciudades Inteligentes (RECI), asociación estatal de localidades que lideran sistemas de innovación en su ámbito trata de dinamizar actividades en este sentido para la promoción de la gestión óptima de las infraestructuras y servicios al mínimo coste con vistas además a la atracción de actividad económica.
Al efecto de determinar cuestiones varias relativas a las ciudades inteligentes que además son novedosas y proceder a la normalización de esta materia en nuestro país, AENOR en colaboración con la Secretaria del Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información (SETSI) del Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha impulsado la creación del Comité de normalización AECN/CTN 178 “Ciudades inteligentes”. Se estima que a lo largo de 2015 se aprobará una amplia batería de normas en relación a distintos aspectos relacionados con las ciudades inteligentes.
En el ámbito internacional existen ya en la actualidad algunos proyectos en relación a este ámbito, como ISO 37101 en relación al desarrollos sostenible y resiliencia de las comunidades, concepto ampliado de ciudad o ISO 37151 que incluye aspectos relativos a las métricas vinculadas al desempeño de las infraestructuras de las ciudades y comunidades inteligentes, incluidos trabajos relativos a las redes inteligentes (Smart Grids) y medidores inteligentes (Smart Meters).
Empezando por el principio, la definición propuesta por el Comité de Normalización CTN 178 para la ciudad inteligente (smart city) es la visión holística de una ciudad que aplica Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para mejorar la calidad de vida y la accesibilidad de sus habitantes y asegura un desarrollo sostenible económico, social y ambiental en mejora permanente. Una ciudad inteligente permite a los ciudadanos interactuar con ella de forma multidisciplinar y se adapta en tiempo real a sus necesidades, de forma eficiente en calidad y costes, ofreciendo datos abiertos, soluciones y servicios orientados a los ciudadanos como personas, para resolver los efectos del crecimiento de las ciudades, en ámbitos públicos y privados, a través de la integración innovadora de infraestructuras con sistemas de gestión inteligente.
Algunas de mayores dificultades a la hora de decidir si una ciudad es inteligente o no son relativas a la semántica, dada la necesidad de utilizar un lenguaje común, y a la métrica a utilizar, es decir, qué conjunto de parámetros se van a elegir y cómo se van a clasificar y evaluar. Sabemos que las ciudades son muy distintas tanto en sus elementos naturales, espacio físico que ocupan, como sociales, siendo por tanto imprescindible la definición de un conjunto de atributos que permitan la identificación de la ciudad inteligentes y a poder ser permite además la expresión de las especificidades propias haciendo uso de estos mismos atributos. En definitiva se trata de establecer un cuadro de mando de indicadores en relación a los diferentes atributos a controlar, incluyéndose un rango de valores admisibles y el procedimiento necesarios para evaluar el grado de “inteligencia” de los mismos. Entre estos atributos necesarios para la caracterización podrían citarse las redes de servicios públicos, los sistemas integrales, la accesibilidad universal, la planificación urbana y la ordenación del territorio, los edificios públicos, la movilidad, la gestión de los activos municipales o la energía y el medio ambiente.
Un aspecto considerado esencial por todos los expertos en relación a las “ciudades inteligentes” es el uso que éstas hacen de las TIC. Para ello es necesario que las mismas estén provistas de la necesaria infraestructura y servicios digitales, tales como sensores en edificios u otros elementos de la ciudad o el uso de una “nube” que permita que se comparta la información y se optimice el uso de recursos tanto naturales como sociales.
La mutación de los tradicionalmente considerados “servicios humanos” a servicios de “ciudad inteligente” no está exenta de ciertos riesgos que han de valorarse cara a cubrir las posible contingencias:
- Uso compartido de datos. Deben de establecerse los necesarios protocolos cara a ofrecer las obligatorias garantías en relación a la protección de los datos personales y en cualquier caso del exhaustivo cumplimiento de la LPDP. Aspectos como la captura, almacenamiento, trasferencia y destrucción deben er abordados convenientemente.
- Robustez de la infraestructura digital y energética por la dependencia que de ella tendrá la ciudad dado que interrupciones continuadas o recurrentes en los equipos podrían resultar críticas.
- Accesibilidad que permita el uso y disfrute de las ciudad a todos los ciudadanos con independencia de aspectos como su edad o capacidad. En España este aspecto cobra especial relevancia dado el envejecimiento de la población
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Comentarios (1)
Víctor Cardona
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Solo un punto que me gustaría me explicaras, es sobre las personas que habitarían estás ciudades inteligentes ¿qué nivel cultural, social, ICQ u otra métrica es necesaria para medir y asegurar que la ciudad inteligente tiene gente inteligente?
Gracias.