Muchas importantes decisiones se ralentizan por la necesidad de escalar infinidad de cuestiones variopintas (de fondo y de detalle) a la aprobación de los jefes. En muchas organizaciones, incluso medianas y grandes, la edición de un simple folleto, la emisión de un video o la circulación de un correo electrónico llegan a exigir hasta el visto bueno del director general. No es una anécdota. Esta ralentización en la toma decisiones puede significar pérdida de oportunidades, clientes y, en...
Espera que le pregunto al jefe
